Andrés Ibáñez: "Quiero ser un novelista de la era de acuario"

El novelista de la era de acuario crea una lectura de placer, novelas imaginativas donde se recogen todas las tradiciones y el gusto por contar historias. Así definió Andrés Ibáñez lo que siempre ha querido ser: un novelista de la era acuario. Y es que este escritor siempre ha querido hacer algo diferente. “Siempre he escrito pensando en música. Mi primera novela fue completamente musical, la escribí sin pensar en la trama, simplemente una cosa llevaba a otra, como en la música”, explicó Ibáñez en un coloquio que mantuvo ayer con los alumnos del Máster de ABC.

Aunque la era de acuario no ha comenzado todavía, aún está acabando la de piscis, este hombre se define como un adelantado a su tiempo ya que afirmó que no se siente conectado con la novela y las ideas políticas de su alrededor. “Pertenezco a una generación pasota”, contó y añadió que está marcado por la desilusión de la izquierda utópica.

Plasmar los intereses en una obra no siempre es tarea fácil, pero los temas que a Ibáñez más le preocupan son la idea de la evolución interior, del despertar y también el mundo de la imaginación. “Durante muchos años, para mi el mundo real era el mundo del arte”, explicó. “Y sólo se puede hablar del mundo interior a través del arte”, sentenció. Por ello, la vida de Ibáñez ha sido una búsqueda constante del mundo interior, que lo ha llevado a lugares como la India, Nueva York o México.

Ibáñez admira a muchos de los autores que le han servido de inspiración como son Borges, Prouce o Lezama Lima y otros a los que se ha puesto como listón: Nabokov, Joyce o Flaubert. En cuanto a la literatura española afirmó no entender como pueden tener tanto prestigio narradores como Camilo José Cela o Delibes. De este último dice que es un escritor sin imaginación que plasma en sus obras una vida rural que Ibáñez no ha vivido. Este novelista no se siente identificado con la realidad que narra el autor vallisoletano, en la que, por el contrario, más de la mitad de españoles reconoce su pasado.

Del pasado al presente del libro, el e-book le parece feo, “pero ya lo harán bonito”, afirmó Ibáñez y se lamentó de que la sociedad está saliendo de un mundo de objetos para entrar en un mundo de realidad virtual. “Todos somos animistas y los libros son objetos mágicos, que pierden su esencia en el e-book”, sentenció el escritor.